martes, 24 de noviembre de 2009

Gracias a un molín


Quizás en la parte menos conocida de Morcín, se encuentra uno de los caminos más bonitos que he recorrido hasta ahora. Desciende desde La Carbayosa hasta Molín de la Ponte, siguiendo el cauce del río Morcín; y en este curso se encuentran algunos molinos, mejor o peor conservados.
Por una parte, me sorprende la naturaleza poco explorada y explotada de estos parajes.
Por otra parte, me hace poner imágenes a esa historia que me cuenta mi abuela Agustina. Sus padres y los 7 hermanos que eran, lograron "vivir bien" en época de la Guerra Civil gracias a que tenían en propiedad un molino como éstos.
Tienen un fácil funcionamiento: el agua del río se canaliza y se para con una presa; por medio de la "llave" se dejaba pasar o no el agua. La fuerza de ésta mueve la rueda con los "rodeznos" que, a su vez, ponen en movimiento las piedras de moler ("frayón" la inferior, "volandera" la superior). El grano (maíz, escanda o trigo) se deposita en la "monxeca", y cae de allí con ayuda de la "tarabica", en forma de harina en un recipiente llamado "blandal".
Mi abuela cuenta cómo la gente iba a moler y pagaba en grano: de cada "copín" (8kg) se quedaban con una "maquila" (medio kg). Gracias a esto, una huerta de patatas y una vaca, consiguieron que esta época fuese menos dura para ellos.

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